Una cultura empresarial con alma: Cecilia Coll y el modelo humano de Quinton Biotech Labs
Entrevista con Cecilia Coll, Responsable de Personas con Valores

En un contexto empresarial cada vez más enfocado en la productividad y los resultados inmediatos, Quinton Biotech Labs se erige como un ejemplo inspirador de cómo es posible poner a las personas en el centro sin renunciar a la excelencia. Cecilia Coll, portavoz de la compañía, nos abre las puertas a una organización que ha sabido construir una cultura basada en la coherencia, el cuidado y el compromiso real con el bienestar integral de sus colaboradores. En esta entrevista, descubrimos cómo Quinton ha logrado traducir sus valores en prácticas concretas, medibles y profundamente humanas, y qué lecciones pueden extraer otras empresas que deseen transformar su forma de liderar y gestionar el talento.
¿Cómo describirías la experiencia de trabajar en Quinton Biotech Labs?
Trabajar en Quinton es vivir un equilibrio real entre lo profesional y lo humano. Aquí no venimos solo a cumplir un horario, sino a construir algo que trasciende. Se respira coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, y eso nos permite ser nosotros mismos sin renunciar a crecer ni a cuidarnos. Si tuviéramos que resumirlo en una idea, sería esta: salud integral y consciente.
Tenemos la certeza de formar parte de un proyecto con alma, que nos permite brillar desde nuestra autenticidad. Eso es posible gracias a un modelo de gestión que pone a las personas en el centro, desde la escucha activa, el respeto al ritmo vital de cada uno y una cultura de confianza.
¿Cuáles son los pilares de la cultura Quinton y cómo se viven en el día a día?
Los pilares de Quinton son la coherencia, el cuidado y el compromiso real con el bienestar integral. No son palabras, son hechos. Más de 90 medidas de conciliación, salud y desarrollo personal y profesional que se activan desde la escucha real.
Disfrutamos de jornada intensiva todo el año, días libres para tutorías, acompañamientos al médico, formaciones sobre el duelo, un programa para mejorar la calidad del sueño, servicios de fisioterapia, entrenador personal, trabajo flexible… Pero lo más valioso es cómo todo eso se adapta a nuestras necesidades reales.
¿Cómo entendéis y aplicáis el liderazgo en una organización con un enfoque tan humano como Quinton?
En Quinton, liderar es sostener desde lo humano sin perder de vista lo estratégico. Es caminar al lado, más que por delante. Y es también aceptar que el dolor, la alegría, la duda o la vulnerabilidad forman parte del día a día, y que se pueden integrar sin perder el foco.
Gestionamos resultados, sí, pero sin hipotecar el bienestar de nadie. Por eso los indicadores aquí no se miden solo en márgenes o ratios, también en sonrisas sinceras, en permanencias largas, en niveles de felicidad autoevaluados a diario a través de nuestra app interna.
¿Qué enfoque seguís en Quinton para asegurar una experiencia empleado coherente con vuestra cultura?
La coherencia empieza en el primer contacto. Desde el proceso de selección por valores hasta el kit de bienvenida que recibimos el primer día, todo está diseñado para que lo que se muestra sea exactamente lo que se vive.
Nos guiamos por indicadores como el eNPS en tiempo real, el índice de felicidad, la participación voluntaria en formaciones de salud mental o el porcentaje de permanencia. Pero también por lo intangible: el orgullo de pertenencia, la confianza para ser quienes somos, la seguridad de que podemos pedir ayuda sin sentirnos juzgados.
¿Qué prácticas innovadoras lleváis a cabo en la gestión del talento?
En Quinton apostamos por una mirada integral del talento, entendiendo que cada persona es una historia única. No formamos por formar, lo hacemos para transformar. Por eso accedemos a formaciones en primeros auxilios o economía familiar, talleres de duelo, sesiones con entrenador personal y nutricionista.
Tenemos tutorías cruzadas entre perfiles analógicos y digitales, cuidamos el talento joven y sénior por igual, y celebramos cada hito personal como si fuera un logro colectivo. Porque lo es.
¿Cómo medís el impacto de vuestra cultura en compromiso y desempeño?
En Quinton, para medir el impacto de nuestra cultura, tomamos el pulso emocional del equipo cada día. Utilizamos una herramienta viva que nos permite saber cómo estamos en tiempo real, de forma anónima, segura y con una participación del 100%.
En 2024 alcanzamos un Happiness Index de 98 y un eNPS de 85,2 puntos, 7 puntos por encima del año anterior. Estos datos no son una foto estática, son el resultado directo de una cultura que escucha, que adapta, que responde. La confianza en el proyecto ha subido hasta el 97%, y más del 95% afirma que no se iría de Quinton aunque le ofrecieran un salario superior a cambio de perder las medidas que disfrutamos.
Medimos, sí. Pero sobre todo interpretamos. Porque lo importante no es el dato, es lo que hacemos con él. Y en Quinton, los datos son brújula, no destino.
¿Qué consejo daríais a otras organizaciones que quieren transformar su cultura hacia un modelo más humano?
Les diríamos que empiecen por dejar de hablar de “recursos” y empiecen a mirar personas. Que no se trata de tener medidas copiadas de otros, sino de mirar hacia dentro con honestidad y valentía. Preguntar y estar dispuestos a escuchar lo que duele.
Y que entiendan que cuando cuidas, los resultados llegan. Porque la rentabilidad no está reñida con el cuidado. De hecho, es su consecuencia.