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“HOY ES UN BUEN DÍA PARA HABLAR DE DERECHOS DIGITALES”, UNA EXPOSICIÓN QUE INVITA A REFLEXIONAR ANTES DE HACER CLIC.

  • A través de más de 20 piezas contemporáneas de artistas nacionales e internacionales, la exposición recorre siete ámbitos clave en torno a los derechos digitales. El objetivo es claro: entender a través del humor, la reflexión y los datos que cada clic cuenta en el mundo digital.
  • “Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales” pretende despertar la conciencia sobre cómo nuestras decisiones y comportamientos transforman el espacio digital en permanente construcción y, a la vez, abre el debate sobre cómo seguir analizando y construyendo un ecosistema digital más seguro y responsable.
  • Este proyecto, comisariado por el colectivo artístico Domestic Data Streamers y Fundación Telefónica, se enmarca en el  Observatorio de Derechos Digitales, una iniciativa puesta en marcha por Red.es, entidad adscrita al Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, para impulsar el seguimiento, difusión, debate y promoción de los Derechos Digitales entre la ciudadanía.

¿Por qué en internet decimos que sí a cualquier cosa? ¿Por qué hacemos clic a todo lo que vemos en el mundo digital? Aceptamos cookies como si fueran galletas recién salidas del horno, sin saber qué supone aceptarlas. Compartimos fotos del cumpleaños, del perro o del viaje –¡o de nuestros menores!–, sin pararnos a pensar dónde acaban. Usamos la misma contraseña para todo (y encima es “123456”). Damos likes, subimos stories a Instagram, comentamos posts en todas las redes… Y lo hacemos en modo automático, como si tuviéramos nuestro modo WiFi siempre encendido. Pero, ¿sabemos realmente lo que implica todo eso?

Para descubrir qué supone nuestra presencia y nuestro comportamiento digital, presentamos “Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales”, una exposición comisariada por Fundación Telefónica y Domestic Data Streamers en el marco de la iniciativa Observatorio de Derechos Digitales. La propuesta nos invita a hacer una pausa, observar nuestras rutinas online y preguntarnos qué huella dejamos en la red.

A través de más de 20 piezas contemporáneas de artistas nacionales e internacionales, la muestra recorre siete ámbitos clave que abarcan varios de los 21 derechos digitales recogidos en la Carta de Derechos Digitales: el derecho a la libertad de expresión y a recibir información veraz, el derecho a la privacidad, a la identidad digital, a la decisión humana, el derecho al olvido y a la herencia digital, al trabajo digno y al acceso a internetEl objetivo es claro: entender a través del humor, la reflexión y los datos que cada clic cuenta. Comprender a través de ejemplos cercanos y cotidianos que cuando aceptamos sin leer,  estamos cediendo algo más que un dato. Y que, si vamos a dejar nuestra huella digital, al menos sepamos por dónde pisamos.

La exposición nos invita a tomar partido a través de dilemas reales, a participar de manera activa y a plasmar nuestra opinión a través de códigos QR en un manifiesto colectivo que se genera en tiempo real. Porque la tecnología cambia y, con ella, los derechos que la acompañan.

“Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales” pretende despertar la conciencia sobre los derechos y deberes que ejercemos como ciudadanos digitales y, a la vez, abrir el debate sobre cómo seguir debatiendo y construyendo un ecosistema digital más seguro y responsable.

Infoxicación: la era del clic infinito

El recorrido arranca arrojando al visitante a la vorágine informativa actual con la instalación Present Shock III (United Visual Artists, 2025). Esta obra, acompañada por el sonido de Robert del Naja (miembro fundador de Massive Attack), es una amalgama de indicadores estadísticos y datos de acciones cotidianas, cuyo resultado simboliza la sobrecarga de información que caracteriza la era digital.

La exposición invita al visitante a cuestionarse dilemas reales y a dejar su opinión, que podrá verse reflejada al final de la muestra en un manifiesto colectivo, a modo de poema que se construye en tiempo real, sobre el futuro digital deseable.

Si el dedo publica más rápido que el cerebro, mal

El primero de los derechos tratados es el de la libertad de expresión y la información veraz en el entorno digital y muestra obras que interpelan sobre si internet debe ser un espacio de debate sin censura o un lugar donde nadie tenga que soportar toxicidad, enfrentándonos a dilemas reales sobre la convivencia digital. La instalación Online Hate Speech (Domestic Data Streamers, 2020) convierte tres insultos en impactos físicos: tres martillos golpean una pared cada vez que en Twitter se utilizaban palabras de odio, haciendo visible y audible la violencia digital y la tensión entre la libertad y el respeto. Junto a esta pieza, Madrid Unfiltered – TikTok and the Emerging Face of Culture (Akshat Nauriyal y Marc Lee, 2025) sumerge al público en la diversidad de voces  que emergen en TikTok, mostrando cómo la accesibilidad digital ha democratizado la participación y ha transformado la conciencia pública. Blacklists (Disnovation.org, 2016) completa este bloque con un gran mural que recopila páginas web bloqueadas y no accesibles, evidenciando los límites y censuras invisibles que existen en la red y planteando preguntas sobre quién decide qué se puede ver y qué no en internet.

Añadiendo «!» a mi contraseña y sintiéndome un gurú de la ciberseguridad

El derecho a la privacidad se explora a través de piezas que ponen en jaque nuestra percepción de la intimidad y nos invitan a reflexionar sobre cuánta información estamos dispuestos a ceder a cambio de estar hiperconectados. El mural Thousand Little Brothers (Hasan Elahi, 2025) narra la historia real de este artista quien, tras ser investigado erróneamente por el FBI, decide documentar y compartir cada detalle de su vida en internet, cuestionando la erosión de los derechos civiles y la vigilancia masiva. The Follower(Dries Depoorter, 2023) recopila grabaciones de cámaras públicas y las cruza con publicaciones de influencers en Instagram en el momento exacto en que fueron captados. La obra diluye así la brecha entre la imagen cuidadosamente construida y la realidad que no siempre se muestra en las redes sociales, cuestionando nuestra percepción de la privacidad en la era hiperconectada. Por su parte, Forgot your password?(Aram Bartholl, 2013) presenta ocho volúmenes impresos con 4,7 millones de contraseñas filtradas, transformando lo digital en un objeto material y mostrando la facilidad con la que nuestros datos personales pueden quedar expuestos.

Posteo, luego existo

El apartado dedicado a la identidad digital explora cómo nos presentamos online, un territorio donde podemos ser quienes queramos o quienes el algoritmo decida. The NeuroRights Arcade (Roel Heremans, 2022) permite experimentar cómo la actividad cerebral puede ser leída por la tecnología, sensibilizando sobre los riesgos y las implicaciones éticas de las neurotecnologías y la protección de la identidad mental. La instalación interactiva Dat-Astral (Noemí Iglesias Barrios, 2024), a modo de consultorio astrológico, asigna una de las 12 personalidades digitales según nuestro comportamiento online, invitando a reflexionar con humor sobre la influencia algorítmica  sobre la identidad y el libre albedrío. Unlearning Gender (Miguel Rangil, 2023) muestra formas alternativas de categorización de género como resistencia a la estandarización algorítmica.

Sé más cosas de la vida de las Kardashian que de cómo funciona la IA

La exposición se adentra en el derecho a la explicación y la decisión humana en la era de la inteligencia artificial con obras que invitan a exigir transparencia y responsabilidad en el uso de algoritmos, sobre todo en ámbitos tan sensibles como la salud, la justicia o el empleo. Decoding Bias (Theresa Reiwer, 2023/2025) es una instalación audiovisual donde ocho modelos de inteligencia artificial participan en una terapia grupal para liberarse de algoritmos discriminatorios, evidenciando los sesgos y la importancia de la intervención humana. Data Violence (Domestic Data Streamers, 2021) convierte los prejuicios algorítmicos en una experiencia tangible, mostrando cómo las decisiones automatizadas pueden reforzar desigualdades estructurales bajo la apariencia de neutralidad. My Word (Carmen Puche, 2023) utiliza una IA para explorar los sesgos en la creación de imágenes, cómo los algoritmos aprenden de “un imaginario colectivo” no inclusivo, que produce representaciones excluyentes o de invisibilización de diferentes realidades o colectivos.

¿Existe un botón de reinicio de mi presencia online?

El derecho al olvido y la herencia digital nos enfrenta a la pregunta de qué ocurre con nuestros datos cuando ya no estamos, el debate sobre la memoria y cómo queremos que nos recuerden en el mundo digital. Obscurity (Paolo Cirio, 2016) clona sitios con fotos de fichas policiales y difumina más de 15 millones de datos, permitiendo a los usuarios decidir si eliminar o mantener registros y cuestionando la ética de la divulgación de información personal. Digital Afterlife (Marta Galindo García, 2021) es un audiovisual que invita a reflexionar sobre el destino de los datos personales tras el fallecimiento, planteando dilemas sobre la memoria, la identidad y la dignidad digital más allá de la vida. Synthetic Memories (Domestic Data Streamers, 2024) utiliza IA generativa para recuperar recuerdos visuales perdidos, abordando la pérdida de memoria y sus implicaciones en la identidad individual y colectiva.

Trabajo 8 horas y hago scroll a tiempo parcial

Las obras de esta sección revelan la dimensión más invisible del trabajo digital, al denunciar formas de precariedad y explotación que evidencian cómo el trabajo contemporáneo no siempre es ético ni equitativo. The Bots (Eva & Franco Mattes, 2020) explora el trabajo oculto de los moderadores de contenido en redes sociales, quienes deciden qué se elimina y qué permanece, y denunciando además la precariedad y el impacto psicológico que estos contenidos pueden generar en los trabajadores. Platform Sweet Talk (Ben Grosser, 2021) analiza cómo las notificaciones se usan como herramienta para seducir y manipular el comportamiento de los usuarios, revelando mecanismos de las plataformas para incentivar la interacción y mantener la atención. The Flemish Scrollers (Dries Depoorter, 2021) documenta y analiza sesiones parlamentarias en Bélgica, detectando a parlamentarios que desvían su atención hacia el móvil y publicando esta evidencia en redes sociales, invitando a cuestionar qué significa “estar presente” en la era digital.

El internet que vemos es solo la superficie

Por último, el acceso a internet se presenta como un derecho fundamental para la participación ciudadana y la igualdad de oportunidades. Las siguientes piezas invitan a pensar si el acceso a internet debe ser considerado un derecho universal y cómo garantizarlo de manera justa y sostenible. Mapa de la desigualdad (Domestic Data Streamers, 2020) visualiza la brecha digital mostrando el acceso a Internet en diferentes regiones del planeta, destacando la urgencia de democratizar la tecnología. The Other Nefertiti (Nora Al Badri y Jan Nikolai Nelles, 2016) es una pieza  que cuestiona el acceso cerrado y la propiedad exclusiva de objetos culturales de interés universal, digitalizando el busto de Nefertiti y compartiendo públicamente los datos 3D, abriendo el debate sobre la propiedad digital y el acceso libre y equitativo al conocimiento y al patrimonio. Solar Protocol (Tega Brain, Alex Nathanson & Benedetta Piantella, 2021) es una red de servidores alimentados por energía solar, mantenidos por voluntarios de todo el mundo, que alojan la plataforma web Solar Protocol y reconfiguran los protocolos de Internet para una navegación sostenible y descentralizada.

Aceptar Términos, Condiciones, Derechos y Deberes

El recorrido se completa con un espacio dedicado a los deberes digitales, donde se invita a la corresponsabilidad y a la acción colectiva a través de recomendaciones en siete dispositivos tecnológicos. “Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales” culmina con un poema inspirado en un texto de Audrey Tang, The life of a digital democracy, que recoge la participación de los visitantes a lo largo de la muestra generando un manifiesto colectivo en tiempo real sobre el futuro digital deseable. Porque los derechos digitales no son solo cosa de plataformas o legisladores: nos apelan y comprenden a todos. Nuestras decisiones, comportamientos y participación alimentan y transforman estos espacios digitales en permanente construcción. Por eso, Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales.

El Observatorio de Derechos Digitales

Este proyecto forma parte del Observatorio de Derechos Digitales, una iniciativa puesta en marcha por Red.es, entidad pública adscrita al Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Su objetivo es impulsar el seguimiento, difusión, debate y promoción de los Derechos Digitales entre la ciudadanía y organizaciones públicas y privadas, así como la creación de un espacio de observación de Derechos Digitales. Las actuaciones están financiadas por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a través de los fondos NextGenerationEU.

Fundación Telefónica se suma a este proyecto a través de diferentes actividades realizadas entre 2024 y 2026 como la publicación de la revista TELOS 128, dedicada íntegramente a los derechos digitales con la participación de autores tan relevantes como Michael Ignatieff, Carme Artigas, Rafael Yuste, Victoria Camps, Charles Fadel, Jordi Pérez Colomé o Beatriz Escriña, entre otros; la creación de la plataforma Seres Digitales donde consultar y acercarse a los derechos digitales de una manera cercana y divulgativa a través de videosimulaciones basadas en situaciones cotidianas, infografías y un podcast y el ciclo de Derechos Digitales, realizado en Espacio Fundación Telefónica, con temáticas como la identidad digital, la manipulación informativa, la propiedad intelectual o los sesgos algorítmicos. De este modo, nos consolidamos como un espacio de referencia para la ciudadanía digital y la defensa de sus derechos.

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